El estudio realizado en 2018 por Transparencia Venezuela reveló que en 2008 comenzó la caída de la producción de todo el conglomerado de empresas que se había heredado, expropiado, confiscado y creado en el gobierno de Hugo Chávez. Algunas empresas como Sidor pasaron de tener su mejor año histórico en 2008 a una reducción de casi 90% en 2016.
Esa destrucción del aparato productivo se fue acelerando en forma sistemática y generalizada hasta convertirse en factor fundamental de la crisis humanitaria compleja que atraviesa Venezuela desde 2016. Las Empresas Propiedad del Estado, o EPE como las llamamos, dejaron de aportar bienes y servicios al mercado nacional e internacional. Hoy el país tiene que importar gasolina, cemento, alimentos; sufrimos apagones constantes desde 2015 y el servicio de telefonía e internet es el más deficiente del continente, entre otras notables deficiencias. Tampoco las EPE aportan recursos al tesoro nacional en forma de impuestos, utilidades o regalías, por el contrario, son una carga pesada que le quita miles de millones de bolívares al presupuesto nacional desde hace años.
La investigación realizada indica que la implantación del modelo del socialismo del Siglo XXI en Venezuela, cuyo primer plan fue aprobado por Hugo Chávez en 2007, ha llevado al país a niveles de emergencia y el desempeño de las empresas estatales así lo corrobora. La caída de la producción en todos los sectores, la mala calidad y la escasez de bienes y servicios no necesitan de una investigación académica profunda, se viven y se padecen a diario. Las situaciones encontradas en cada sector evidencian que la vida, el futuro y el ambiente de los venezolanos están en riesgo.
Lea más en el siguiente informe.
{pdf=/images/informes/Rehenes_de_la_Gran_Corrupcion.pdf|100%|600|native}