Uno de los desafíos que planteó la pandemia a la lucha anticorrupción ha sido llegar a las más amplias audiencias. Performance, danza, canto y otras expresiones artísticas han seducido en particular a los más jóvenes, protagonistas por excelencia de toda gesta libertadora, que plasman en trazos y colores su anhelo por un país íntegro y de oportunidades
Coalición Anticorrupción, 14 de julio de 2021. La llegada de la COVID-19 a Venezuela agravó de forma significativa la devastadora Emergencia Humanitaria Compleja que nos ha dejado la Gran Corrupción. Además, la crisis sanitaria ha sido utilizada por las autoridades como excusa para arreciar la persecución, la censura y los ataques a las voces disidentes. En medio de los riesgos, han surgido iniciativas que buscan no solo visibilizar, documentar y denunciar el mal manejo de los fondos públicos, sino que se proponen, desde los espacios de la sociedad civil, convocar a la acción para alzar la voz y unir esfuerzos por la recuperación de un país que se desconfiguró y que ha visto marcharse a más de 5 millones de sus habitantes, en su gran mayoría jóvenes, en la búsqueda del futuro que les fue arrebatado.
Son precisamente las nuevas generaciones, protagonistas por excelencia de toda gesta libertadora, las que han tomado la palabra a través de iniciativas, motorizadas por Transparencia Venezuela y la Coalición Anticorrupción, para darle un no rotundo a la corrupción y promover el rescate de valores, el estudio, la ética y la acción ciudadana, y explorar con creatividad y optimismo nuevas rutas hacia un sueño posible. En Barquisimeto, un puñado de ciudadanos del mañana, de entre 13 y 21 años, asumió el reto de plasmar en un lugar visible de la capital larense su ideal de una Venezuela libre de corrupción. Así, la semilla que comenzó a germinar en los primeros días de mayo de 2021, es hoy una realidad: el mural Otro ¡Gloria al bravo pueblo!
Ubicada en la pared perimetral de la parroquia eclesiástica Jesús de Nazareth, en la parroquia Ana Soto (mejor conocida por los larenses como parroquia Juan de Villegas), en el municipio Iribarren, la obra visual está conformada por seis paneles de 18 metros de extensión y dos metros de altura. El grupo de estudiantes de bachillerato, universitarios y jóvenes activistas trabajó sin descanso bajo la guía de la socióloga Yonaide Sánchez, Coordinadora de Regiones de Transparencia Venezuela, y con el respaldo del grupo de la Coalición Anticorrupción en la entidad.
“Queríamos que el proceso de diseño y ejecución del mural reflejara la convicción que tenemos de construir colectivamente, con ellos, con el aporte de todos, el sueño de esos jóvenes por una Venezuela íntegra, incluyendo diferentes perspectivas hasta lograr consensos. Así queremos el país y así quisimos el mural. Todo el proceso duró seis semanas, comenzando el 18 de mayo y culminando el 25 de junio de 2021”, relató Sánchez.
Tras definir el concepto, el equipo contactó al activista comunitario Alcides Pérez y al padre Raúl Herrera, s.j, para plantearles la idea, la cual acogieron con entusiasmo, pues ya habían considerado retomar el trabajo de murales que tradicionalmente realizan en la pared perimetral de la mencionada parroquia. Para darle forma al proyecto se fijó una reunión con los jóvenes -tres días después de tener el visto bueno de Pérez y Herrera- para explicarles la idea e invitarlos a sumarse y liderar el desarrollo del mural. Con todo el equipo a bordo se acordó un segundo encuentro para que los muchachos participaran en una breve actividad formativa sobre qué es la corrupción, cómo nos afecta y cómo vemos el rol de los ciudadanos en el alumbramiento de una Venezuela honesta.
“Se recogieron ideas, se formaron cuatro grupos y acordamos una tercera reunión a la cual cada grupo traería su boceto. En esta ocasión revisamos en conjunto cada propuesta, fuimos tomando elementos de unos y otros hasta lograr definir una narrativa para el mural. Comenzamos por la denuncia de la corrupción reflejando el terrible impacto en la vida de las personas, para luego expresar un No rotundo a continuar con esa situación (tal como lo expresa la Acción 1 del Mandato de la Coalición), romper con esa realidad a través de la organización y la acción ciudadana hasta lograr el nacimiento de la nueva Venezuela”, explicó la activista.
La selección de colores en cada panel estaría en correlación con esta narrativa. El boceto completo estuvo a cargo de Johan González, alumno del Decanato de Humanidades y Artes de la UCLA, quien fungió como director artístico del proyecto. Ese trabajo fue la guía para comenzar a cambiar el rostro a la superficie de la pared.
Los jóvenes comenzaron a dibujar y pintar el 11 de junio. Lo hicieron durante seis sesiones, distribuidas en dos semanas, sin descanso, bajo un sol inclemente que ellos convirtieron en luz y calor para animar la tarea. Las jornadas comenzaban a las 7 de la mañana hasta las 5 de la tarde, cuando aparecía en el horizonte el famoso crepúsculo barquisimetano. “Poco a poco fueron transformando aquellas paredes en una poderosa voz de denuncia y esperanza, casi sin darse cuenta, mezclando pinturas, alternando brochas y pinceles, cambiando motivos sobre la marcha. Unos con las letras, otros con los bordes, otros más con los rellenos, mientras sus risas, cuentos e intercambios de pareceres se juntaban con los de los vecinos, que se acercaban primero con cautela, asombro y curiosidad, hasta que se quedaron, alegres y esperanzados, para hacerles compañía, darles ánimo y compartir los jugos y panes dulces que animaban los descansos diarios. Fueron jornadas tan parecidas al país que anhelamos…”
Finalmente, el viernes 25 de junio, todos contemplaron, exhaustos, pero felices, el fruto de tanto esfuerzo. El mural Otro ¡Gloria al bravo pueblo! había cobrado vida, justamente, en el área perimetral de un centro de organización y acción ciudadana que enfoca su lucha en los servicios públicos, principalmente agua y electricidad, dos de los sectores más golpeados por el desvío de fondos públicos. “La tradición organizativa de la zona fue un criterio fundamental para escoger el sitio de realización del mural, pues pensamos que los mismos ciudadanos se encargarían de cuidarlo, pero también la presencia de jóvenes articulados nos animó a buscar reflejar la perspectiva de ellos”.
Para Sánchez, el mural representa la aspiración de la Coalición Anticorrupción por impulsar formas alternativas de denuncia y de combatir este flagelo en todos los lenguajes y para las más diversas audiencias. “La potencia del arte es fundamental para este propósito”. En la primera sección está la frase “Por una Venezuela Íntegra”. Luego, continúa con dos paneles sobre la corrupción y sus efectos, seguidos por el cuarto que expresa la ruptura con esta realidad, mientras que en el quinto tramo se pinta a la Venezuela nueva.
En el hilo conceptual de la obra, cada uno de estos momentos encarna la lucha que se narra en las estrofas y coro de nuestro Himno Nacional “Gloria al bravo pueblo”. ¡Abajo cadenas!, gritan con brío los jóvenes libertadores desde el mural, en el que rompen uno a uno los hilos de ese yugo que es la corrupción. El trabajo colectivo rememora ese “unida con lazos” de una lucha emancipadora que apenas comienza, para finalmente liberarnos de la ausencia de ética, de valores y de integridad que hoy oprimen al país.
En el sexto y último panel se plasmaron los nombres de todos los creadores, que simbolizan a ese pueblo bravío que aceptó el reto que le plantearon Transparencia Venezuela y la Coalición Anticorrupción. Ellos son Claudia, Laura, Johan, el tío Arturo, Saraí, Roxana (Ochi), Deyerlin, Fernando, Mafer, Whingel, Daniela G., los padres Edgar y Raúl; Víctor, Alcides, Daniela M., Fabianna, Ashley y Maylin. Ellos dedicaron mucho de su tiempo, energía y alegría a esta lucha, porque comprendieron que lo que hacían era mucho más que un mural, que era una forma de juntarnos, aportar, participar, escucharnos, respetarnos e incluirnos y que en ese construir todos somos necesarios.
Estamos muy agradecidos por todo lo que nos enseñaron. ¡Seguimos!