Por su ubicación geográfica al norte de Sudamérica y al contar con un gigantesco espacio marítimo en el Caribe que casi iguala su extensión territorial, Venezuela ha ejercido históricamente una proyección política y económica natural sobre el Mar Caribe y las pequeñas naciones que lo componen.
Durante el gobierno democrático del presidente Rafael Caldera, los supuestos más representativos de su política exterior fueron los llamados pluralismo y solidaridad internacional que –entre otros– aspectos centraron parte de la atención de la cancillería venezolana en el Caribe, en vista de los nuevos Estados que comenzaban a aparecer producto de los procesos de descolonización e independencia. También por la consideración del llamado Mar de las Antillas como zona estratégica, por su integridad dentro de los espacios soberanos de Venezuela.
Sin embargo, a partir de 1999, la proyección de Venezuela sobre el Caribe sería considerablemente más agresiva. La cercanía con Cuba y la posterior creación del mecanismo de cooperación económica y energética de Petrocaribe, simbolizaría la decidida pretensión venezolana de ganar influencia sobre la totalidad de las pequeñas naciones caribeñas.
No obstante, después de Cuba, quizá sea la pequeña San Vicente y las Granadinas, con la que Venezuela haya mostrado mayor cercanía. La llegada al poder de Hugo Chávez y el inicio en 2001 del gobierno ininterrumpido del sanvicentino “camarada” Ralph Gonsalves, asegurarían el establecimiento de una relación fluida y frecuente que posicionaría a San Vicente y las Granadinas como elemento central de la proyección bolivariana sobre el Caribe anglófono.
Lea más en el siguiente informe.
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