En el marco del Día Internacional del Trabajador, los avances promovidos por el sector productivo con la mediación de la OIT, deben ir de la mano de políticas económicas y sociales, eficaces y duraderas, dirigidas a garantizar el bienestar de los ciudadanos
Coalición Anticorrupción, 1° de mayo de 2022. El sector laboral ha sido uno de los más golpeados por la Emergencia Humanitaria Compleja causada por la corrupción en Venezuela. Las medidas para atender la pandemia por COVID-19 exacerbaron aún más los precarios indicadores socioeconómicos preexistentes. La caída del empleo, la contracción económica y un elevado índice de inflación ubicaron al país entre los más miserables de la región.
En este contexto adverso, Transparencia Venezuela advirtió que el Día Internacional del Trabajador representa una oportunidad para reiterar el reclamo de las reivindicaciones laborales y, a su vez, insistir en la exigencia de transparencia en las políticas públicas y rendición de cuentas en el manejo de los recursos dirigidos a atender las necesidades de los empleados públicos, trabajadores del sector privado, pensionados y jubilados.
Al respecto, la ONG destacó que, en la semana previa a la conmemoración de esta fecha, una delegación de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) visitó el país con el propósito de dar continuidad al diálogo que se lleva a cabo desde el 7 de marzo entre el Ejecutivo y la sociedad civil.
Este acercamiento entre el gobierno y los sectores productivos, con la OIT como intermediario, es el resultado de las acciones promovidas por organizaciones civiles, específicamente por delegados empleadores, que en la Conferencia Internacional del Trabajo de 2015 dieron a conocer casos de presunta violación a los derechos laborales en Venezuela.
No obstante, para Transparencia Venezuela los avances que surjan de estos mecanismos deben ir de la mano de políticas económicas y sociales, eficaces y duraderas, dirigidas a garantizar el bienestar de los ciudadanos. De igual modo, la incorporación de medidas anticorrupción es clave para evitar que se sigan despilfarrando y desviando los fondos públicos en detrimento de las condiciones de vida de los venezolanos.
Crisis que no cede
Una serie de cuestionadas políticas salariales y de protección social han dejado a la fuerza trabajadora venezolana en situación de indefensión ante los embates de una crisis que se ha prolongado por más de dos décadas.
Pese a los síntomas de una incipiente recuperación económica, en la cotidianidad, la brecha de desigualdad se ha ampliado y la mayoría de los ciudadanos carece de herramientas para subsistir en medio de uno de los índices de inflación más altos de la región, servicios públicos colapsados y un sistema de salud en ruinas.
En dos décadas de revolución bolivariana, el Producto Interno Bruto (PIB) descendió en 20%. No obstante, expertos estiman que este año tendrá un crecimiento de entre 6%y 8%, entre otras razones, por el alza del precio del barril de petróleo a raíz de la crisis Rusia-Ucrania.
Las aparentes mejoras no se reflejan todavía en la realidad. La Encuesta Nacional de Condiciones de Vida (Encovi) señaló que en 2021 la pobreza en Venezuela se mantuvo en 94,5%, mientras que la pobreza extrema creció y, con 76,6%, abarcó dos tercios de los hogares del país. Esta cifra representa un incremento de 8,9 puntos con respecto al año anterior, cuando se ubicó en 67,7%.
El estudio promovido por el Instituto de Investigaciones Económicas y Sociales de la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB) reveló la persistente privación o deterioro del acceso a educación, vivienda, servicios públicos, ingreso y empleo, que pasó de 64,8% a 65,2%, es decir, un incremento de 0,4 puntos porcentuales.
Por si fuera poco, la encuesta también arrojó que 92,7% de los hogares se encuentran en inseguridad alimentaria, motivo por el cual el Programa Mundial de Alimentos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) ha extendido sus operaciones en el país.
Según el Banco Central de Venezuela (BCV), la inflación acumulada hasta marzo de 2022 fue de 11,4%. Sin embargo, el costo de la vida en dólares -moneda en la que se realiza gran parte de las transacciones comerciales- aumentó de 25% a 32%. En tanto que, para ese mismo mes, el salario mínimo se ubicó en Bs 130 mensuales, el equivalente a menos de USD 30, tomando en cuenta que en los últimos 13 años se han restado 14 ceros al bolívar.
En contraste, el Centro de Documentación y Análisis Social de la Federación Venezolana de Maestros (Cendas-FVM) calculó que en marzo el costo de la Canasta Alimentaria Familiar se ubicó en USD 471,16 o Bs 2.115,50. Esto significa que una persona debe ganar 16,27 salarios mínimos, o percibir Bs 70,51 (USD 15,70) diarios para costearla.
Por su parte, los bonos especiales asignados por el gobierno de Nicolás Maduro a través del Sistema Patria, no superan los USD 35. Seis de estas ayudas han sido por un monto de Bs 19,20, el equivalente a 4,2 dólares a la tasa del BCV. Además de exiguo, este beneficio no llega a todos los venezolanos.
Otro indicador de una crisis que no cede es la migración venezolana. De acuerdo con la Agencia de la ONU para los refugiados (Acnur), más de 6 millones de personas han salido de Venezuela para huir de la violencia, la falta de alimentos, medicinas y servicios esenciales.
Encovi identificó que casi de la mitad de los que han abandonado el país son jóvenes de 15 a 29 años, cifra que se eleva a 90% si se considera el tramo de 15 a 49 años, es decir, la población laboralmente activa. La principal razón de emigrar sigue siendo la búsqueda de empleo (86%). De igual modo el estudio determinó que solo reingresa un 5% de los que se fueron.
Un peldaño menos en el foso
Por primera vez después de seis años, Venezuela bajó al segundo lugar y dejó de liderar el Índice Mundial de Miseria 2021. El país se ubicó detrás de Cuba en el listado de 156 naciones clasificadas por su bienestar económico, en la medición elaborada por el reconocido economista Steve Hanke, profesor de la Universidad Johns Hopkins en Baltimore, Estados Unidos.
Cuba obtuvo un puntaje 1.227,6 impulsado, principalmente, por una inflación anual de 1.221,8% en 2021, causada por la devaluación del peso cubano de 95%. En tanto que la calificación de Venezuela fue de 774,3, ya que su inflación bajó de 3.713,3% en 2020, a 686,4% en 2021.
El experto considera que este indicador sigue siendo alto y que es la principal causa de la miseria en el país. Además, las tasas de desempleo y de préstamos bancarios se mantienen como las más altas de las 156 economías evaluadas.
El estudio tomó en cuenta los hallazgos de la Encuesta Nacional de Juventud 2021, que mostraron que 37% de los jóvenes entre 15 y 29 años no trabaja ni estudia debido a la crisis económica.
Ante este escenario, retomar la senda del diálogo y garantizar la participación de los trabajadores en las decisiones que les afectan, es el mejor camino para sentar las bases de una recuperación económica real y, por ende, de mejoras significativas en la calidad de vida de las grandes mayorías.
En estos avances es fundamental la observación de la sociedad civil y de organismos internacionales como la OIT, cuya misión estuvo en el país hasta el 28 de abril, para supervisar el funcionamiento de las mesas de diálogo social instaladas en marzo, y para hacer seguimiento al cumplimiento de varios convenios relativos al salario mínimo, la libertad sindical y a la consulta tripartita.