En Venezuela, la corrupción ha destruido e impedido – y sigue haciéndolo – el desarrollo del país, ha incrementado la pobreza, ha debilitado las instituciones democráticas, ha profundizado las desigualdades e institucionalizado la opacidad, sin que las autoridades siquiera muestren la intención de frenar el saqueo y sancionar a los responsables. En consecuencia, el venezolano está sometido a circunstancias hostiles que han acabado con su calidad de vida, y aunque muchos no han establecido aún la relación entre la violación de sus derechos y las corruptelas en todos los niveles, debe entenderse que cada minuto que un venezolano está sin electricidad, sin agua, sin comida, arriesgando su vida en un vehículo inseguro que hace las veces de transporte público, a la espera de un medicamento o de la atención hospitalaria que no consigue, está sufriendo las consecuencias de un nivel de corrupción y criminalidad devastador en su vida.
Por ello, todos los sectores de la sociedad deben tomar conciencia del problema y comenzar a trabajar contra la corrupción desde hoy mismo, entender que la crisis humanitaria compleja que vivimos es una consecuencia de la corrupción y que en el esfuerzo colectivo de la ciudadanía es donde encontraremos la dosis necesaria para enfrentar este mal y minimizar la desgracia en la que está sumida la población. Hablamos de la necesaria organización amplia, diversa e inclusiva de la sociedad civil (empresarios, gremios, sindicatos, iglesias, organizaciones sociales, academia, colegios profesionales y otros actores claves). Se trata de impulsar un movimiento para que los ciudadanos conozcan el problema de la corrupción y las acciones para enfrentarlo, actúen en la promoción, difusión y exigencia, hagan visibles los efectos terribles que esto ocasiona a la población e incidan para presionar los cambios, hasta lograr un país donde la corrupción sea la excepción.
Lea más en el siguiente informe.
images_informes_Manual_contra_la_corrupcion_12_acciones_un_mandato